domingo, junio 10, 2007

cabreada yo? NOOOOOOOOOO


El enojo o enfado suele tener su origen en la sensación de hallarse amenazado. Una amenaza que puede ser física o psicológica –sentirse menospreciado, frustrado, etc.–, y produce una descarga corporal de, catecolamina más o menos intensa según la magnitud del enfado, y que cumple la función de generar un acceso puntual y rápido de la energía necesaria para la lucha o para la huida. Paralelamente, se produce una descarga de adrenalina en nuestro sistema nervioso, que provoca una excitación generalizada que puede perdurar minutos, horas, o incluso días, manteniendo una difusa hipersensibilidad que predispone a nuevas excitaciones. Esto hace que las personas suelan estar más predispuestas a enfadarse una vez que ya han sido provocadas, estén ligeramente excitadas o se encuentren más cansadas. Cuando es más fácil Por esa razón, después de un largo día de trabajo, una persona se sentirá especialmente predispuesta a enfadarse en su casa por las razones más insignificantes (el ruido o el desorden de los niños, o cualquier pequeña contrariedad), aun siendo motivos que en otras circunstancias no tendrían entidad suficiente para provocar esas reacciones.


El enfado suscita una excitación que tiende a disiparse lentamente. Si durante esa etapa de paulatina desactivación del enfado se presenta una nueva provocación (lo cual es fácil que suceda, debido a la hipersensibilidad propia de esos momentos), se producirá una segunda descarga, antes de que la anterior se haya disipado. Como es natural, este proceso puede repetirse, y cada descarga cabalga sobre las anteriores, y cualquier pensamiento perturbador que se produzca durante ese proceso provocará una irritación mucho más intensa que si se hubiera producido fuera de él.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante blog ^^

Chirimirimoya dijo...

:) gracias enigmatico caballero