sábado, julio 10, 2010

toc-toc quién fue? II

Ya estoy cansada de estar callada y quieta en la cama porque es la hora de dormir,... Escucho risas, los tenedores como se apoyan sobre los platos, la botella de Coca-cola cada vez que se abre y suelta el gas,...
Me aburro, araño la puerta del armario porque puede que ocurra lo mismo como con las piedras cuando cae el agua sobre ellas, y tal vez consiga que cambie un poco la forma de ese armario que parece sacado del camarote del barco de algún capitán soso y serio.
Los libros de Barrio Sésamo ya me los sé, los de los hermanos Grimm también, los otros no tienen dibujos y si quito los Pin y Pon para jugar me riñen porque dicen que no es la hora....
Busco el lado más frío de la almohada para apoyar mi cara, me subo los calcetines para que no se me escurran entre las sábanas y espero a que el no hacer nada, me guíe al camino del sueño,....
Ya es de día, como nunca bajo la persiana, la luz invade mi cuarto, y la música de papá suena de fondo, hoy ha puesto música clásica, le encanta enseñarme sus canciones y a mi me gusta cuando tararea, hace que coge una batuta y parece que dirige una orquesta.
Me levanto de la cama y tropiezo con los cojines, los dichosos peluches y bebés que los reyes, familia y amigos se empeñan en regalarme, y que al final su única función es la de quitarme el sitio en la cama cuando quiero acostarme o que los usen mis amigos cuando entran en mi habitación,... al menos los peluches los puedo amontonar y puedo tirarme sobre ellos cuando juego a lo bruto como dice mi madre.
Mi padre está preparando el desayuno, yo prefiero cuando me hace de cena un "pepito", de mañana toda la casa huele a leche, no lo soporto ¿cómo es posible que este alimento tenga tanta importancia? He intentado veces y veces tomarla sola, con miel, con azúcar, pero el resultado final siempre es el mismo: arcadas... Sólo me sabe bien con Cola-cao, el truco está en no calentarla mucho y no dejar que se forme esa maldita nata....
Me acerco a la cocina para darle los buenos días, me da un beso, mira mis pies y me regaña porque estoy descalza, pero es que las zapatillas me dan tanto calor.... además, tengo el dedo gordo agrietado y se me enganchan las pielecillas, y... no hay excusa que valga, tengo que ponerme las zapatillas.
En la mesa hay un montón de papeleo de papá y la máquina de escribir que a veces me deja usar. Me pongo delante imaginándome que soy una secretaria, pero me cuesta mucho marcar las letras en el papel, aunque da igual porque no sé lo que ponen...
El radiocassette sigue sonando y hay un hueco preparado para mí en el otro extremo con un tazón, galletas y un zumo natural de al menos 4 ó 5 piezas de frutas diferentes (zanahoria, ciruela, manzana y naranja es lo que más suele usar), cuando lo bebo siempre me deja espuma sobre el labio, me divierte pasar la lengua por el vaso para limpiar los restos que quedan.
Suelo tomar la leche chocolateada o con descafeinado después de mojar alguna galleta, pero nunca la acabo, porque no me gusta el fondo. Luego el zumo que es lo más rico. De todos modos, nunca tengo hambre cuando me levanto.
Es sábado, no tengo colegio y mamá trabaja, así que hoy papi se encarga de poner todo en orden.
Me hace mucha gracia mirarle las manos, están morenas todo el año, tiene unos anillos de oro gruesos y el meñique destaca sobre el resto porque siempre tiene esa uña más larga que el resto, no sé por qué, pero son más suaves que las de mamá, y por lo menos él no me clava las uñas cuando me viste, o no le huelen a lejía como a la abuela. Siempre están temblorosas, si no le conociera pensaría que le tiene miedo a todo, o que está congelado, pero no es así. Me peina con mucha paciencia, y tarda casi media hora en colocarme el coletero porque cada dos por tres, se le escapa algún mechón, lo que provoca tener que empezar de nuevo.
Yo le llamo “Papá Michelín” porque se aprieta mucho el pantalón y mi tío me enseñó que cuando se sienta le sale una chicha como al muñeco del anuncio de neumáticos. Mamá me dice que no le llame así, pero es que me parece muy gracioso. Siempre me canta la canción de los tres cerditos y me gasta bromas o me pone ropa suya para sacarme fotos y mandarlas a la familia de Madrid.
Iremos al Zoo, como cada vez que hace sol, la abuela nos ha mandado pan duro para los patos y ciervos, si me porto bien, a lo mejor, comemos pipas, y luego recogeremos a mamá para comer en casa.
Como ya empieza a hacer un poco de calor, hemos preparado unos polos de yogur de fresa, así que ese será nuestro postre y después del café, y de que mamá se saque el uniforme, nos iremos a pasear al parque para ir a los columpios, ver perritos y comer barquillitos.
Me gusta mucho esto, cuando los días se hacen largos y a las ocho de la tarde los pájaros trinan sin parar. Me gusta porque tengo más tiempo para dibujar, jugar, disfrazarme y mi abuela me deja ir de manga corta, aunque siempre tenga que llevar una chaqueta en la cintura porque ella siempre piensa que hace frío aunque estemos en verano con las temperaturas más altas.
Hoy llevaré la chaqueta puesta, pero estoy segura que mi madre me llevará otra por si tiene frío, mi padre siempre dice que, ella y la abuela, son tal para cual. Seguro que a papá le lleva otra porque le tiemblan las manos.

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