domingo, julio 11, 2010

Gañanadas Coutianas....

Chachonadas siderales para clase.... que poco me apetece hacer esto....
Actualizaciones de cuentos; hoy toca:
CAPERUCITA
Era una vez una niña muy mona. Su mamá se sentía muy orgullosa de ella. Su abuela, que se enorgullecía aun más, le hizo a caperucita unas “caperuzorejeras” y eran tan llamativas, que empezaron a llamarle Caperucita Roja.
Un día mamá le dio a Caperucita una bolsa con ropa para coser y/o quitar manchas difíciles para que le llevase a su abuelita.
Caperucita salio de camino hacia la casa de su abuela, que vivía al otro lado de la ciudad, y, por el camino, se encontró con un señor en un coche que le pregunto:
¿A dónde vas Caperucita?
–A llevarle ropa sucia a mi abuelita
–¿Vive muy lejos tu abuelita?
– Al otro lado de la ciudad
–Pues a mí me gustaría ver a tu abuelita – dijo el hombre– Yo iré con el coche, tú ve caminando y a ver quién llega antes.
El individuo llegó pronto a casa de la abuela y llamó a la puerta: [¡Meeeeeeeeeeeeeeeeec!]
–¿QUIÉN ES?– Gritó la abuela desde el telefonillo.
–Abuela abre, que soy Caperucita– dijo el hombre cambiando la voz – Te traigo la ropa sucia.
–Sube, te dejo la puerta abierta, empújala para entrar.
En cuanto entró en el piso de la abuela, se abalanzó sobre ella y la amordazó.
Al rato llegó Caperucita y llamó al timbre:
[¡Meeeeeeeeeeeec!]
–¿Quién es?–
Al oír el vozarrón del hombre, Caperucita se extrañó, pero recordó que la abuela a veces tenía carraspera y dijo:
–Abre abuela, soy Caperucita. Te traigo la ropa que me mandó mamá.
El individuo suavizó un poco la voz y chilló:
–Sube, te dejo la puerta abierta, empújala para entrar.
Al otro lado de la ciudad la madre de Caperucita se dio cuenta de que su hijita se había olvidado sus “Caperuzorejeras” cuando una alarma de socorro comenzó a sonar de dentro de ellas y un holograma surgió repentinamente plasmando la imagen de la abuela amordazada en casa. Su abuela había estado trabajando durante décadas para proyectos secretos del Estado y este aparato lo creo como un Gadget de seguridad puesto que se veía cada vez más mayor e indefensa.
La madre de caperucita se colocó en la cabeza las “Caperuzorejeras” y en los pies las “Pantuflyers” que la harían correr más rápida que la luz para socorrerlas.
En cuanto cruzó la puerta del portal de la abuela pudo coger a la niña empujando la puerta de casa, por suerte la abuela ya se había soltado y con las muletas lanzallamas tenía retenido al intruso.
La abuela se encargó de todo, y con su máquina del tiempo lo teletransportó a la prehistoria a un nido de Tiranosaurios.

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