domingo, julio 11, 2010

Gañanadas Coutianas.... II

Otra ACTUALIZACIÓN,... en fin.....
· LOBOFEROZ
Érase una vez un joven holgazán que por no esforzarse, se dedicaba a vender crack y cocaína, además de consumir.
Un día , mirándose al espejo, se dio cuenta de su extrema delgadez, que su atractivo juvenil había desaparecido y ya no podría engañar a nadie para sacar ningún tipo de beneficio, por lo tanto, jamás podría ser un gran mafioso.
Entonces decidió cambiar su vida y convertirse en un ladrón de primera, conseguir un gran botín y retirarse en una gran mansión el resto de su vida.
Anda que anda el joven toxicómano se encontró con una secretaria, larguirucha con gafas de pasta, cargada con sus papeles, carpetas y archivadores.
–Guapa, tengo hambre, dame una monedita… ¡o te pincho!
–Entonces, ¿tú quien eres?– preguntó la joven secretaria
– Soy “El Jossi”, harto de la mala vida de las drogas.
–Pues abre bien las manos, que te voy a dar todo lo que tengo.
“El Jossi” abrió las manos y la secretaria se subió a un peldaño y le arreó un carpetazo con todos los archivadores, papeles y demás que tenía encima, de tal manera que le rompió los dientes.
Cuando el joven recuperó el sentido vio a un adolescente comiendo un pastel en un banco.
–¡Eh, tú! Tengo mucha hambre, dame una monedita… ¡o te pincho!
Entonces, ¿tú quien eres?– preguntó el chaval.
– Soy “El Jossi”, harto de las secretarias y de la mala vida de las drogas.
–Pues abre bien la saca, que te voy a dar todo lo que tengo.
“El Jossi” abrió la saca y el chaval se acerco lentamente a su cara y de un golpe, le estampó su pastel con tanta fuerza, que consiguió que tropezase y se cayese por una zanja abierta.
Cuando el joven toxicómano pudo salir, se encontró con una vieja.
–Señora, tengo hambre, déme una monedita… ¡o te pincho!
–Entonces, ¿tú quien eres?– preguntó la abuela.
– Soy “El Jossi”, harto de niñatos, de secretarias y de la mala vida de las drogas.
–Pues vacía bien los bolsillos, que te voy a dar todo lo que tengo.
“El Jossi” confiado, vació todo lo que tenía y la anciana le pegó tal patada en la entrepierna que lo dejó mudo y pálido.
Aun no estaba recuperado del todo cuando se encontró con la panadera.
–Oiga usted, tengo hambre, déme una monedita… ¡o te pincho!
–Entonces, ¿tú quien eres?– preguntó la panadera.
– Soy “El Jossi”, harto de viejas, niñatos, de secretarias y de la mala vida de las drogas.
–Pues súbete en la furgoneta de reparto, que te voy a dar todo lo que tengo.
Cuando estaban llegando al centro, la panadera pensó:
Será mejor avisar para que mi compañera vaya preparando el saco con el dinero. Grita tú, que yo estoy afónica.
Dame el dinero– gritó “El Jossi”
En cuanto lo oyeron gritar, salieron los vecinos del barrio. “El Jossi” tuvo que escapar corriendo, porque sino, acababa despellejado y en la cárcel.
Y así se quedó para siempre “El Jossi” volando, soñando y sin su mansión.

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