domingo, septiembre 30, 2007

The Observatory (aka: The Dialogue)

Dormir es la mejor forma de soñar, de teñir las malas rachas y de respirar cualquier cosa q no sea rutina real.
Hoy cierro los ojos, solo con la intencion de perderme, no me importa si habra o no cosas agradables, solo quiero soñar y desaparecer en cada imagen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Guerra! Clamaste con ira.
¡Guerra! Repitió la lira con indómito cantar.
¡Guerra! gritó al despertar el pueblo
que al mundo aterra.
Y cuando en la Hispana tierra
pasos extraños se oyeron
hasta las tumbas se abrieron
gritando: ¡Venganza y Guerra !
La mujer con Patrio ardor
ansiosa salta del lecho,
el niño bebe en el pecho
odio a muerte al invasor,
la madre mata su amor
y, cuando calmado está,
grita al hijo que se va:
"¡Pues que la Patria lo quiere
lánzate al combate y muere,
tu madre te vengará!"
Suenan Patrias canciones
cantando santos deberes
y van roncas las mujeres
empujando los cañones.
Al pie de libres pendones,
el grito de Patria zumba,
y el rudo cañón retumba,
y el vil invasor se aterra
y al suelo le falta tierra
para cubrir tanta tumba.
¡Mártires de la Lealtad
que del honor al arrullo,
fuisteis de la Patria orgullo
y honra de la humanidad,
en la tumba descansad,
que el valiente pueblo Ibero
jura con rostro altanero
que hasta que España sucumba,
no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!,
¡no pisará vuestra tumba
la planta del extranjero!

Anónimo dijo...

El que ansioso de alta gloria, joven dejó sus hogares,
y lanzándose a los mares, voló a buscar la victoria.

Vencedor del turco fiero, vuelve, valiente cruzado,
del sol el rostro tostado y tinto en sangre el acero.

Allí, su lanza en la lid dio a su renombre esplendor,
le cantó el trovador como a impávido adalid.

Ora vuelve, en su semblante con cicatrices de heridas
en honra y pro recibidas de la que adora constante.

Vencedor del turco fiero, vuelve, valiente cruzado,
del sol el rostro tostado y tinto en sangre el acero.


Y las lunas abatidas de los árabes altivos,
cien caballos, cien cautivos, cien cimitarras vencidas.

Tal vez al verle a su reja le desconozca la hermosa
que sensible y cuidadosa oyó otro tiempo su queja.

Que por la cruz y en su honor ha alcanzado la victoria,
y su nombre y su memoria realzó en la lid su valor.

Vencedor del turco fiero, vuelve, valiente cruzado,
del sol el rostro tostado y tinto en sangre el acero.

Y las lunas abatidas de los árabes altivos,
cien caballos, cien cautivos, cien cimitarras vencidas.